Sunday Readings - Third Sunday of Advent

12/15/2024  |  This Sunday's Reading

This Sunday is called Gaudete Sunday, marking the third Sunday of Advent, and we are invited into a season of joyful anticipation and reflection. It is about developing a life rooted in faith. We should rejoice always, pray continuously, and express gratitude in all circumstances. On this Gaudete Sunday, the gospel invites us to reflect on something unique as the foundation of the source of our Joy: Sharing what we have as a source of God’s justice for the poor. Today, the third Sunday of Advent, let us remind ourselves that the true sense of joy is sharing what we can with those in need.

In the gospel, the crowd asks the prophet John the Baptist, “What should we do?” the prophet responds by inviting them to stop amassing unnecessary stuff as they wait for Jesus’ coming: Stop collecting more than what is prescribed. Be open and let us share what we have. We are invited to make this advent the most spiritual season of our lives, where we can learn how to wait and meet Christ in others. Pope Francis says, “Whenever we encounter another person in love by giving, we learn something new about God.” We become closer to God, and therefore, we are happier. John the Baptist reminds us that the coming of our Lord requires a certain emptiness on our part. We must let go of our attachments, get closer to Christ, and empty ourselves of everything holding us back. We might not immediately understand the spiritual reason behind what God is asking of us, yet if we pray, if we have faith, hope, and love, we can empty ourselves and discover that joy. This sense of joy that the gospel invites us today is not a “feeling good” joy. It’s not like a drink that makes us happy. It requires work to learn to detach ourselves from whatever is holding us back from meeting our Lord. Advent is about waiting, sharing, and joy. Let us share what we have as we wait for the one who is coming. While we wait, let us make this time the most joyful experience of our faith by detaching ourselves from what holds us back from being fully joyful. The church invites us to pray and reflect on what gives us joy other than pouring ourselves out for the poor. I may want to pray with the following questions: What is holding me back in this season? How can I happily empty myself to receive the Lord? How would I feel if I found that my reluctance to share what I have would impact the coming of our Christ in the life of someone in need? May this season of waiting and giving be our greatest joy of emptying ourselves to receive Jesus. These practices form a strong faith, urging us to discover joy not merely in the good times but in the promise of God's enduring presence. Amidst life's challenges, Gaudete Sunday inspires a hopeful attitude, reminding us that true joy stems from divine promise rather than brief conditions. We should embrace goodness and reject the evil that stresses the preparation and spiritual growth halfway to Advent. As we eagerly anticipate celebrating Christ's birth, we are encouraged to enrich our spirit, soul, and body, through consistent prayer, joyful living, and a grateful heart. The Advent journey allows us to fill our lives with God's purpose and grace, creating an environment where true joy can flourish. In the spirit of Gaudete Sunday, let us commit to these practices, finding ways to rejoice, pray, and express gratitude in every circumstance. By doing so, we not only enhance our own lives but also radiate hope to those around us, truly living the essence of this Advent season.

LAS LECTURAS DE ESTE DOMINGO

Este domingo se llama Domingo Gaudete, marcando el tercer domingo de Adviento, y estamos invitados a una temporada de alegre anticipación y reflexión. Se trata de desarrollar una vida arraigada en la fe. Debemos regocijarnos siempre, orar continuamente y expresar gratitud en todas las circunstancias. En este Domingo Gaudete, el evangelio nos invita a reflexionar sobre algo único como el fundamento de la fuente de nuestra alegría: compartir lo que tenemos como fuente de la justicia de Dios para los pobres. Hoy, el tercer domingo de Adviento, recordemos que el verdadero sentido de la alegría es compartir lo que podemos con los necesitados. En el evangelio, la multitud le pregunta al profeta Juan el Bautista: "¿Qué debemos hacer?" El profeta responde invitándolos a dejar de acumular cosas innecesarias mientras esperan la venida de Jesús: Dejen de acumular más de lo prescrito. Sean abiertos y compartamos lo que tenemos. Estamos invitados a hacer de este adviento la temporada más espiritual de nuestras vidas, donde podamos aprender a esperar y encontrarnos con Cristo en los demás. El Papa Francisco dice: “Cuando encontramos a otra persona en el amor, en la entrega, aprendemos algo nuevo sobre Dios”. Nos acercamos a Dios y, por lo tanto, somos más felices. Juan Bautista nos recuerda que la venida de nuestro Señor requiere un cierto vacío de nuestra parte. Debemos dejar de lado nuestros apegos, acercarnos a Cristo y vaciarnos de todo lo que nos detiene. Puede que no entendamos inmediatamente la razón espiritual detrás de lo que Dios nos pide, pero si rezamos, si tenemos fe, esperanza y amor, podemos vaciarnos y descubrir esa alegría. Esta sensación de alegría a la que nos invita el Evangelio hoy no es una alegría de “sentirse bien”, no es como una bebida que nos hace felices. Requiere trabajo aprender a desprendernos de lo que nos impide encontrarnos con nuestro Señor. El Adviento es espera, compartir y alegría. Compartamos lo que tenemos mientras esperamos a Aquel que viene. Mientras esperamos, hagamos de este tiempo la experiencia más alegre de nuestra fe, desprendiéndonos de lo que nos impide ser plenamente alegres. La Iglesia nos invita a orar y reflexionar sobre lo que nos da alegría además de darnos a los pobres. Tal vez quiera orar con las siguientes preguntas: ¿Qué me está frenando en esta temporada? ¿Cómo puedo vaciarme felizmente para recibir al Señor? ¿Cómo me sentiría si descubriera que mi renuencia a compartir lo que tengo afectaría la venida de nuestro Cristo en la vida de alguien necesitado? Que esta temporada de espera y entrega sea nuestra mayor alegría de vaciarnos para recibir a Jesús. Estas prácticas forman una fe fuerte, instándonos a descubrir la alegría no solo en los buenos tiempos sino en la promesa de la presencia duradera de Dios. En medio de los desafíos de la vida, el Domingo Gaudete inspira una actitud esperanzadora, recordándonos que la verdadera alegría surge de la promesa divina más que de condiciones breves. Debemos abrazar la bondad y rechazar el mal que enfatiza la preparación y el crecimiento espiritual a mitad de camino hacia el Adviento. Mientras esperamos con entusiasmo la celebración del nacimiento de Cristo, se nos anima a enriquecer nuestro espíritu, alma y cuerpo, a través de la oración constante, una vida alegre y un corazón agradecido. El camino del Adviento nos permite llenar nuestras vidas del propósito y la gracia de Dios, creando un ambiente donde pueda florecer la verdadera alegría. En el espíritu del Domingo Gaudete, comprometámonos con estas prácticas, buscando maneras de regocijarnos, orar y expresar gratitud en cada circunstancia. Al hacerlo, no sólo mejoramos nuestras propias vidas sino que también irradiamos esperanza a quienes nos rodean, viviendo verdaderamente la esencia de esta temporada de Adviento.