prayer man

The Challenge of Loving Our Enemies

by Fr. Michael D. Accinni Reinhardt, MA, Mdiv, MS  |  02/23/2025  |  This Sunday's Reading

In today’s readings, Christ is reminding us to love our enemies, to do good to those who hate us, to bless those who curse us, and to pray for those who mistreat us. This is a really challenging thing to do. Christ tells us to “forgive and you will be forgiven,” and “love one another as I have loved you.” Wow, what a powerful statement yet so very hard to do.

Christ showed us His love and forgiveness when He died for us on the cross. He died for the forgiveness of sin, not only for the people before His generation and of His generation but for all generations to come, until the end of time. Again, I say WOW. That is true forgiveness and love.

How many times have we in our own lives felt that it was impossible to be able to put aside our own feelings of hurt to forgive someone that has hurt us? When we do forgive others, do we look for that gratification of “they hurt me but look, I am the better person because I have forgiven them”? Forgiveness is not a sign of weakness but of strength. Sometimes that strength we can only feel within ourselves. We can forgive someone without that person even knowing they are being forgiven.

One year ago, my brother’s son was killed in his sleep in Florida. My brother lives in Ohio, and we spoke often on the phone about this tragedy, but never did I hear my brother say that he wanted to get even with the person that hurt him and his family. He did feel relief that the person was caught and sentenced. Through his lawyer, this person did a plea deal, and never did my brother or his family say, “he got away with murder!” or “he should do more time.” They attended his sentencing and forgave him. They now are at peace with their decision to “hate the sin of murder but to forgive the sinner who murdered their family member.” To that, I once again say WOW because my own brother has taught me how to forgive and love like Christ.

In your own lives, I am sure you know of someone, both male and female, that has gone off to fight in a war. They weren’t only fighting for their families but for all people, both good and bad. They were protecting not only those who loved them but those who have or might turn against them and hate them.

So, when you arise each morning, or you go about your busy day, say a little prayer not only for your family and friends but for those who have turned against you and ask God to help “forgive those who have trespassed against us.” (PC)


El reto de amar a nuestros enemigos

En las lecturas de hoy, Cristo nos recuerda que debemos amar a nuestros enemigos, hacer el bien a quienes nos odian, bendecir a quienes nos maldicen y orar por quienes nos maltratan. Esto es algo realmente difícil de hacer. Cristo nos dice: “Perdonad y seréis perdonados” y “amaos los unos a los otros como yo os he amado”. ¡Vaya! Qué declaración tan poderosa y, sin embargo, tan difícil de hacer.

Cristo nos mostró su amor y perdón cuando murió por nosotros en la cruz. Murió por el perdón de los pecados, no solo por las personas anteriores a su generación y de su generación, sino por todas las generaciones venideras, hasta el fin de los tiempos. Una vez más, digo ¡Vaya! Eso es verdadero perdón y amor.

¿Cuántas veces en nuestras propias vidas hemos sentido que era imposible poder dejar de lado nuestros propios sentimientos de dolor para perdonar a alguien que nos ha hecho daño? Cuando perdonamos a los demás, ¿buscamos esa gratificación de “me hicieron daño, pero mira, soy la mejor persona porque los he perdonado”? El perdón no es un signo de debilidad, sino de fortaleza. A veces, esa fuerza solo la podemos sentir dentro de nosotros mismos. Podemos perdonar a alguien sin que esa persona sepa que está siendo perdonada.

Hace un año, el hijo de mi hermano fue asesinado mientras dormía en Florida. Mi hermano vive en Ohio y hablamos a menudo por teléfono sobre esta tragedia, pero nunca escuché a mi hermano decir que quería vengarse de la persona que lo lastimó a él y a su familia. Sintió alivio de que la persona fuera atrapada y sentenciada. A través de su abogado, esta persona llegó a un acuerdo con la fiscalía y mi hermano o su familia nunca dijeron: “¡Se salió con la suya!” o “Debería cumplir más tiempo en prisión”. Asistieron a su sentencia y lo perdonaron. Ahora están en paz con su decisión de “odiar el pecado del asesinato, pero perdonar al pecador que asesinó a su familiar”. A eso, una vez más digo GUAU, porque mi propio hermano me ha enseñado a perdonar y amar como Cristo.

Estoy seguro de que en sus propias vidas conocen a alguien, ya sea hombre o mujer, que se fue a luchar a una guerra. No solo luchaban por sus familias, sino por todas las personas, buenas y malas. No sólo protegían a quienes los amaban, sino también a quienes se habían vuelto contra ellos o podrían volverse contra ellos y odiarlos.

Así que, cuando te levantes cada mañana o cuando sigas con tu ajetreado día, reza una pequeña oración no sólo por tu familia y amigos, sino por quienes se han vuelto contra ti y pídele a Dios que ayude a “perdonar a quienes nos han ofendido”. (PC)

BACK TO LIST